“El futuro es un camino que uno mismo se crea” decía mi padre refiriéndose a su buena suerte. “No pienses que alguien vendrá a solucionarte los problemas, no creas que las personas son amables y, sobre todo, nunca hagas caso a las verdades de los demás, porqué esas son sus verdades y tus verdades no se parecen ni lo más mínimo a la realidad” sentenciaba mi padre.
Mi padre, durante años soportó y soportó a gente egoísta, hipócrita, narcisista, hedonista, prepotente y faltos de coherencia, pero nunca explotó. Por eso, mi nivel de escepticismo hacia la sociedad era demasiado exagerado, en parte porque yo era como una esponja y porque alguna vez que otra me había tropezado con gente que tenía ese perfil de persona que tantas veces me había descrito mi padre.
Pero con el tiempo, uno madura, y piensas mucho. Si me dijo que nunca hiciese caso a la verdad de los demás, porqué debería de hacer caso a su verdad, si era la primera persona que tenía perjuicios y los tapaba con su falsa moral, además, también era un hipócrita de mucho cuidado y un narcisista y prepotente.
Ahora, que la cosa esta a punto de acabar, me encuentro bastante irritable y a punto de explotar, pero, mi padre como siempre, me dijo… “Deberías de echar un vistazo al espejo, porqué tu callas pero cuando tienes la oportunidad de hablar, hablas demás como cualquier otra persona de tu alrededor que tanto asco te da”. Cerré los ojos y exploté.
La vida es demasiado corta para estar equivocados
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Hace 1 año
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